This exhibition is a representative compendium of what Cuban visual artists are currently doing, no matter where they live. Two of several things they share is have been educated on the Island and not being calm or pleased about what surrounds us. Cubans: post Truth, pleasure and pain features a list of 19 artists of all generations, recognized and successful artists from the 70s, going through the so-called Cuban Renaissance, to the present, with emerging and very young creators.
In general, this exhibition points to the critique of all kinds of political power and fundamentalism, to the standardization and the Western binary thinking. The works penetrate into topics of genre, race, censoring, emigration, fragmentation, and the auditing of the official history. With a post-conceptual visuality, the inclusion of cultural and religious references, the political believes, and the introspective discourses, all of them based on rigorous investigation processes, characterize the exhibition, giving it an irrefutable anthropological value. Cubans artists are not only attractive for their mastery but because their works deliver a curious and intense social and cultural discourses, projected with a big doses of ethic responsibility. They are "roots in action" yet without falling into stereotypes, local color, or false traditionalisms.
SANDRA RAMOS
Malecón, 2013. 3D Video animación (00:04:18 min)
Although we recognize that art exhibitions which include Cuban artists have been taking place in the US for years (remember 1944 at MoMA), it is now that this “movida” has more strength and visibility. Since 2014 when Presidents Barack Obama and Raúl Castro declared the bonds broken between both countries, Cuba and its art had been in the US spotlight more than ever. After 58 years of a frozen bridge, the interest of the American citizens increased towards the island and the cultural exchange between both countries has thawed. Since 2017 surprisingly we have been the witness of a severe political impasse between the governments. The veil closes again, but art is beyond of that. Nobody doubts art has been at the center of this aged "eternal love".
Our Cuba post-1959 is a modern and totalitarian Cuba. This made us inherit all modern myths about social progress, equality, emancipation, the Great Subject and the Great Nation, being Caribbean and peripherals. Cuba lived, and still lives, in a kind of tautological and tyrannical Matrix, where the totals of Modernity and a totalitarian state with all the fanfare of legitimizing slogans prevail.
The Cuba of the 21st century, the one that has spent all the survival formulas after the Fall of the Berlin Wall irreversibly lost its course. That Cuba, a little more informed thanks to the Wi-Fi parks and Weekly Packages that circulate in an underground way, it has suffered an ethical collapse. Has experience a displacement from the utopic and collective ideas to pragmatic and individual visions and, above all, it has signed all the discredits: it is a sensitivity that does not believe in slogans, nor leaders, nor epics, nor in absolute truths. And this disenchantment is experienced in the only manner that we can face such an ideological fracture: from the most poignant pain to the most cynical pleasure. The so-called "gozadera" (sort of Bacchanalia), or taking refuge in our historical memory or in some spiritual niches have been some of the escape valves. And in this logic, art is also included.
As a result of a direct research work in Cuba and the United States, these works have come to SECCA directly from the studios of the artists.
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Esta exposición es un compendio representativo del tipo de obra que actualmente hacen los artistas visuales cubanos, sin importar el lugar donde residan. Dos de las muchas características que ellos comparten son primero, que han sido educados dentro de la Isla, y segundo que no tienen una actitud pasiva o placentera acerca de la realidad que nos circunda. Cubans: post Truth, pleasure and pain presenta una nómina de 19 artistas de todas las generaciones: desde la década del 70', transitando por el llamado Renacimiento cubano, hasta el presente con creadores emergentes. Son todos, creadores reconocidos y exitosos.
En sentido general esta exhibición se concentra en la crítica a todo tipo de poder político fundamentalista y a la estandarización del pensamiento binario Occidental. Las obras penetran en tópicos de género, raza, censura, emigración, fragmentación y el cuestionamiento de la Historia oficial. Bajo una visualidad post-conceptual las referencias culturales y religiosas, posturas políticas y discursos introspectivos, resultados todos de rigurosos procesos investigativos, caracterizan esta muestra, otorgándole un irrefutable valor antropológico.
SANDRA RAMOS (izq)
Caballo de Troya (Troyan horse) / Domesticación (Domestication), 2017. Etching & Aquatint
Cielos (Heaven), 2014. Artist Book.
Los artistas cubanos atraen no solo por su maestría formal, sino también, porque sus trabajos emiten peculiares e intensos discursos culturales y sociales, proyectados con gran dosis de responsabilidad ética. Son ellos “raíces en acción” sin caer en estereotipos, color local o falsos tradicionalismos.
Si bien reconocemos que en EE.UU han han tenido lugar exposiciones de arte que recogen artistas cubanos (recordemos en 1944, en el MoMA), es ahora que esta “movida” ha adquirido mayor fuerza y visibilidad. Desde 2014, cuando los presidentes Barack Obama y Raúl Castro declararon el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, Cuba y su arte han estado en la mira de EE. UU. más que nunca. Después de 58 años de un “puente congelado” el interés de los ciudadanos americanos hacia la Isla ha aumentado considerablemente, y el intercambio cultural entre ambos países ha resultado fundamental en ese “deshielo”. Desde 2017, sorpresivamente, hemos sido testigos de un grave impase político entre ambos gobiernos. Otra vez se cierra el velo, pero el arte lo trasciende. Nadie duda que el arte ha estado siempre en el centro de este ya clásico “amor eterno”.
Nuestra Cuba post-1959 es una moderna y totalitaria Cuba. Esta condición nos ha hecho herederos de todos los mitos modernos de progreso social, igualdad, emancipación, el Gran Sujeto y la Gran Nación, siendo a la vez caribeños y periféricos. Cuba ha vivido, y continúa viviendo en una suerte de Matrix tautológica y tiránica, donde la suma de modernismo y totalitarismo con la fanfarria de consignas legitimadoras, prevalecen. La Cuba del Siglo XXI, esa que ha agotado todas las fórmulas de supervivencia después de la caída del Muro de Berlín, ha perdido irreversiblemente su dirección.
Esa Cuba, un poco más informada gracias a los Parques Wi-Fi y a los Paquetes Semanales que circulan de manera alternativa a la oficialidad, ha sufrido un colapso ético. Ha experimentado el desplazamiento de la utopía y el ideal colectivo hacia el pragmatismo y la visión individual y, más que todo, ha suscrito todos los descréditos: pertenece a una sensibilidad que no cree en consignas, ni líderes, ni épicas, ni verdades absolutas.
Y este desencanto es experimentado de la única manera en que podemos asumir esta fractura ideológica: transitando del dolor más conmovedor al más cínico placer. La llamada “gozadera” (suerte de Bacanal), el refugio en nuestra memoria histórica y algunos nichos espirituales han sido algunas válvulas de escape. En esta lógica, el arte está incluido.
Como resultado de un trabajo investigativo de campo, en Cuba y en Estados Unidos, estas obras han llegado a SECCA directamente de los estudios de los artistas.